jueves, 21 de agosto de 2014

La Virgen Niña



La Virgen Niña, expuesta en la Iglesia de la Encarnación con motivo de la exposición conmemorativa del 125 aniversario de la muerte de Ramón Álvarez, nos ha mostrado el ajuar propio con el que se vestía a las Inmaculadas a base de túnica blanca y manto azul celeste popularizado en la segunda mitad del siglo XIX a través de las imágenes vestideras de la Escuela de Gerona o “cap i potas”. Estas ropas se bordaban siempre siguiendo el mismo patrón decorativo, la saya mostraba el anagrama de María, la “A” y la “M” entrelazadas, rematadas con corona real y con decoración vegetal en el orillo y mangas, al igual que en los bordes del manto azul y casi exclusivamente bordadas con canutillo de oro.


Virgen Niña. Ramón Álvarez.
Residencia Nuestra Señora del Tránsito. Zamora



Bordado en canutillo de plata sobre seda.
Escuela de Gerona, siglo XIX.
 
En el caso de esta imagen vemos reproducidos fielmente dichos motivos decorativos, sin embargo las técnicas del bordado se amplían a pesar de que la presencia del canutillo es aún muy destacable. Así podemos ver la técnica de la cartulina en el anagrama y en las flores del orillo inferior de la saya, empleando hilos de camaraña y granito, combinándolo con el canutillo liso y rizado. Lentejuelas, huevecillos, perlas y vidrios rematan el conjunto aportando movimiento y vistosidad, especialmente en las mangas. Todo ello bordado en oro sobre seda blanca a excepción del amplio relleno de la corona en destacado terciopelo rojo.

Detalle de las mangas y saya.

Orillo inferior de la saya.

En el manto, como es común, el bordado se realiza con hilos de plata, más acorde con la tonalidad celeste de la pieza, incluso el encaje de hojilla que lo remata. Sin embargo, en este caso el protagonista es el hilo de seda, excluyendo el hilo metálico para las flores acampanadas, así como tallos y nervios a base de lentejuelas. El contraste entre los dos materiales se hace más patente en la actualidad debido a la sulfuración de la plata, sin embargo, en origen, sería el brillo del metal el que unificara ambos materiales.
 

Vistas del manto.
                                          
A pesar de ser piezas que siguen los modelos decorativos propios de la segunda mitad del siglo XIX derivados de la tradición isabelina, se aprecian rasgos distintivos de la aportación local, seguramente fruto de los talleres conventuales de la ciudad o del Hospicio, como así lo demuestra el abultado desarrollo de la corona que se repite en otras piezas conocidas como la toca de la Virgen de la Concha.

viernes, 21 de febrero de 2014

La túnica de cartulina del Nazareno de San Frontis




     La imagen del Nazareno de San Frontis lució en los desfiles de Semana Santa, hasta el año 1960, una túnica de terciopelo de seda morado bordada en oro íntegramente con la técnica de la cartulina. Dicha túnica, que se conserva aun en la iglesia parroquial, es propiedad de la Cofradía del Señor y la Santa Cruz de San Frontis, vistiéndola la imagen hasta el año 1990.
El Nazareno vistiendo la túnica de "cartulina", 1943 (1)












     Se trata de una túnica que no ha suscitado especial atención, con un desarrollo del bordado a base de grandes hojas de parra, margaritas y flores de cardo, de escasa complejidad pero de ejecución correcta, todas ellas bordadas con la técnica de la cartulina o de camaraña. Sin embargo, el interés de esta pieza, posiblemente recompuesta en el primer cuarto del siglo XX, radica en que los bordados en cuestión fueron traspasados y reaprovechados de otra pieza o piezas anteriores. Aunque los motivos son idénticos tanto en la cola de la túnica como en los puños y cuello, existen dos diferencias principales que hacen pensar que provengan de piezas distintas. Los bordados del cuello y de las mangas, además de observarse restos de la tela de soporte anterior de color amarillo, tienen remarcados los nervios de las hojas y flores con hilo de color rojo, detalles ambos que no presentan los de la cola. El hecho de que ciertas partes presenten la mencionada tela amarilla de soporte, hace pensar también que no provenían de una túnica de nazareno que, obviamente, sería también morada.







Detalles del cuello y mangas





 
Detalles del bordado de la cola
     Esta túnica es uno de los casos en los que una pieza en desuso, y de relativo valor artístico, pudiera ser una pieza importante para el desarrollo histórico de la Semana Santa. La limpieza de los bordados y su traspaso a una nueva tela sería tarea de fácil ejecución que ofrecería interesantes beneficios al volver a formar parte del ajuar al uso del Nazareno, así como su puesta en valor y recuperación dentro del patrimonio de la Cofradía y a los posibles datos históricos que pudiera aportar.
 

(1)  Foto Gullón. Archivo Diputación de Zamora.
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